Por Tomás Hermán.
¿Recuerdan aquel púgil ruso que noqueó a Daniel Jacobs allá por el año 2010? En juego estaba la corona del peso medio OMB. El americano era una figura en ascenso y se presentaba invicto con todas las opciones de proclamarse campeón mundial, pero el ruso le dominó en cinco asaltos y le noqueó sin compasión. Aquella derecha larga y fulminante que impactó en el rostro de Jacobs pertenecía a un tal Dmitry Pirog.
Pirog era un excelente boxeador en Europa, pero que no había vencido a nadie de célebre entidad que llegase a impulsar su nombre. Quizás la victoria sobre el excontendiente mundial Kofi Jantuah, el púgil ganés residente en Las Vegas, fuese lo más sonado por aquel entonces. Tras finiquitar a Jacobs volvió a su tierra y en los dos años siguientes realizó tres defensas del título, ante el argentino Javier Maciel, el armenio Gennady Martirosyan, y el japonés Nobuhiro Ishida.
En 2012 fue desposeído de su título por negarse a realizar la defensa obligatoria ante Hassan N'Dam N'Jikam. El francés nacido en Camerún, y conocido recientemente por participar en los JJOO de Río 2016, era un púgil rocoso que hubiera planteado una contienda interesante a Pirog. ¿Pero por qué rechazar este combate entonces a sabiendas de la consecuente penalización que le impondría el organismo? Sencillo. Quería enfrentar a Gennady Golovkin.
Resulta paradójico que a día de hoy alguien renuncie al título del peso medio por no enfrentar al kazajo y, en su momento, hay quien llegó a renunciar prácticamente al suyo por colocarse frente a él. Pirog sí estaba dispuesto a eso, siendo consciente de que tal evento televisado por HBO en tierras americanas sería un total acierto. Pero aquel combate de 2012 no llegó a celebrarse a causa de una lesión de Pirog. Parece ser que el ruso, durante un entrenamiento de fuerza golpeando un neumático con el martillo, se rompió un disco intervertebral. Y dicha lesión es la que le ha impedido regresar al ensogado desde entonces.
Sin duda aquel evento hubiera sido fascinante dada la categoría de ambos, pero no era algo ansiado por la afición norteamericana, entre otras, ya que apenas conocía a los contendientes. Pirog solo había pisado suelo americano en 2010 cuando noqueó a Jacobs, y ya es sabido que las tres defensas siguientes del título las haría en Rusia, su tierra natal. En cuanto a GGG, probablemente ni le habrían visto en acción, puesto que fue en noviembre de ese mismo año cuando hizo el debut americano noqueando al polaco Grzegorz Proksa en Nueva York.
A día de hoy todo aficionado conoce a GGG, y apenas recuerda o sabe de Pirog, quien lleva ya cuatro años retirado. El ruso manifestó en varias ocasiones su intención de regresar al cuadrilátero si la lesión le permitiese estar en condiciones para ello. No ha sido así, y si en la actualidad estuviese recuperado al ciento por ciento, a sus 36 años y dada su inactividad ya no sería un combate equilibrado. Pero en aquel entonces seguro que más de un aficionado se hubiera frotado las manos para ver aquel duelo de invictos de los que dejan huella. Si usted fue de los que siguió a Pirog y pudo deleitarse con su manera de desenvolverse en un ring ¿quién cree que hubiera salido con la mano en alto?