Por Tomás Hermán.
Foto: Getty Images.
Es superior a mis fuerzas que, cada vez que me deleito con un combate de boxeo y me emociono con la evolución del mismo, tenga que echarme a temblar a la hora del resultado. Estas injusticias perjudican seriamente la ilusión del aficcionado.
Si invito a alguien a que conozca la magia del boxeo, le explico los conceptos técnicos, el sistema de puntuación, el atractivo en la lucha de estilos, surgiendo en esa persona una emoción que se contagia y que le hace vibrar... y luego se lleva un tremendo fiasco porque lo que él creía correcto lo van a sentenciar unos señores con un criterio que no hace uso de la palabra arbitrario. ¿Cómo se le queda el cuerpo?
Ni pensar quiero como debe de minar la moral de aquel púgil que se ha dejado la piel entrenando, que se ha jugado el físico en la contienda, que ha puesto ilusión y corazón en un objetivo que, estando al alcance de la mano, se esfuma en un abrir y cerrar de ojos.
Este fin de semana se disputó el Campeonato del Mundo AMB Pluma entre el Campeón argentino Jonathan Barros y el retador panameño Celestino Caballero. Barros, natural de mendoza, Argentina. El combate, en Mendoza, Argentina. Perfecto. Ambos realizaron un emocionante combate en el que el campeón besó la lona en dos ocasiones. Caballero fue, sencillamente, mejor que el campeón esa noche. Demostró tener el coraje para arrebatarle el cinturón en su ciudad natal. Pero si lo ha demostrado, ¿por qué no se le reconoce? Si hasta los comentaristas argentinos anotaron la superioridad en las cartulinas del retador.
Las puntuaciones oficiales: 114-112 para Barros (para nada), 111-115 (la más justa a favor de Caballero, contando con las dos caídas de Barros, y sin contar que no se amonestó al campeón argentino en ningún momento por golpear en la nuca repetidas veces), y 116-110 (por favor... ¿esta puntuación es de verdad?).
Si tienen oportunidad, vean el combate ustedes mismos y hagan honor a Jack Broughton y al noveno Marqués de Queensberry sentenciando estas disparatadas desigualdades, y otorgando el galardón de Vencedor Moral a quien lo crean justo y razonable.
Ánimo y suerte "Pelenchín".
Foto: Getty Images.
Es superior a mis fuerzas que, cada vez que me deleito con un combate de boxeo y me emociono con la evolución del mismo, tenga que echarme a temblar a la hora del resultado. Estas injusticias perjudican seriamente la ilusión del aficcionado.
Si invito a alguien a que conozca la magia del boxeo, le explico los conceptos técnicos, el sistema de puntuación, el atractivo en la lucha de estilos, surgiendo en esa persona una emoción que se contagia y que le hace vibrar... y luego se lleva un tremendo fiasco porque lo que él creía correcto lo van a sentenciar unos señores con un criterio que no hace uso de la palabra arbitrario. ¿Cómo se le queda el cuerpo?
Ni pensar quiero como debe de minar la moral de aquel púgil que se ha dejado la piel entrenando, que se ha jugado el físico en la contienda, que ha puesto ilusión y corazón en un objetivo que, estando al alcance de la mano, se esfuma en un abrir y cerrar de ojos.
Este fin de semana se disputó el Campeonato del Mundo AMB Pluma entre el Campeón argentino Jonathan Barros y el retador panameño Celestino Caballero. Barros, natural de mendoza, Argentina. El combate, en Mendoza, Argentina. Perfecto. Ambos realizaron un emocionante combate en el que el campeón besó la lona en dos ocasiones. Caballero fue, sencillamente, mejor que el campeón esa noche. Demostró tener el coraje para arrebatarle el cinturón en su ciudad natal. Pero si lo ha demostrado, ¿por qué no se le reconoce? Si hasta los comentaristas argentinos anotaron la superioridad en las cartulinas del retador.
Las puntuaciones oficiales: 114-112 para Barros (para nada), 111-115 (la más justa a favor de Caballero, contando con las dos caídas de Barros, y sin contar que no se amonestó al campeón argentino en ningún momento por golpear en la nuca repetidas veces), y 116-110 (por favor... ¿esta puntuación es de verdad?).
Si tienen oportunidad, vean el combate ustedes mismos y hagan honor a Jack Broughton y al noveno Marqués de Queensberry sentenciando estas disparatadas desigualdades, y otorgando el galardón de Vencedor Moral a quien lo crean justo y razonable.
Ánimo y suerte "Pelenchín".